La Batalla de Montevideo.
Por: David Quezada
Cuando hablamos de logros internacionales de nuestros Pumas, viene de inmediato a la mente la Copa Interamericana de 1981 ganada por nuestro equipo al campeón de la Copa Libertadores, el Nacional de Montevideo (Uruguay), luego de tres partidos muy reñidos.
Comúnmente recordamos el gol de Gustavo Vargas en el juego de desempate jugado en Los Ángeles, California, que nos dio la victoria 2 a 1 en ese juego, así como el trofeo.
Pero es muy importante detenernos en el segundo partido, es decir el juego de vuelta en Montevideo, porque sin el resultado obtenido en el mismo, no se habría jugado el partido de desempate.
El primer juego celebrado en Ciudad Universitaria terminó 3 a 1 en favor de los Pumas, por lo que nos bastaba cualquier empate o incluso una derrota por un gol en el juego de vuelta en Montevideo para alzar la Copa Interamericana.
Una derrota por dos goles forzaría un tercer juego de desempate ya que no se consideraban tiempos extras, penales o gol de visitante como mecanismo de desempate. Una derrota de los Pumas por tres o más goles le daría el título al Nacional.
El juego en Montevideo se llevó a cabo en el estadio Centenario ante 40 mil espectadores. Pumas aguantó sólidamente y con valentía el primer tiempo que concluyó con empate sin goles.
Sin embargo, Nacional atacó con todo en la segunda parte y del minuto 70 al minuto 81 marcó tres goles. Eso puso el marcador global 4 a 3 en favor de Nacional, lo que le daría la Copa Interamericana a este último equipo.
Pero los Pumas no se rindieron y apelando a su clásica garra anotaron un valioso gol al minuto 87, devolviéndole la vida al equipo al poner el marcador global 4 a 4. El héroe anotador fue ni más ni menos que Gustavo Vargas.
Ese gol clave de Gustavo Vargas en Montevideo, a tres minutos del final, evitó que el Nacional alzara la copa en su país y permitió que Pumas saliera vivo de esa auténtica "batalla de Montevideo".
Así mismo, ese gol forzó el juego de desempate donde nuevamente Gustavo Vargas se vestiría de héroe. ¡Pero esa, esa es otra historia!